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Fama y modestia

Fama y modestia

Tener fama no es necesariamente malo. Es el reconocimiento social a una buena conducta. Cuando necesitamos acudir a un buen profesional, preguntamos por alguien que tenga fama de hacer las cosas bien en esa profesión; vamos a un restaurante o a un hotel que tenga fama de que allí se come bien o dan un buen trato. La fama la otorga la sociedad –no se puede comprar; hay que ganársela– y, a cambio de recibirla, uno se convierte en modelo de conducta. La fama tiene que ver mucho con la dignidad de las personas. Por eso la difamación es algo malo, y por eso también todo el mundo tiene derecho a la fama, al buen nombre. Lo malo es que la fama no tiene muy buena fama. Ser famoso hoy en día es casi sinónimo de ser superficial, coleccionista de escándalos –cuando no, de haber cometido algún pequeño o grande delito–, carne de cañón de los programas de cotilleo y de las revistas del corazón. Lo que se dice ´vivir del cuento´, vamos.

Ser famoso no debe ser nada fácil de llevar. No me refiero ya a la mala fama (de la que algunos hacen su modo de vida); incluso la buena fama (aquella que se ha ganado con el esfuerzo de hacer las cosas bien) debe ser difícil de asimilar. Hace unas semanas coincidí en un avión con un conocido jugador de baloncesto, que no paró de dejarse hacer fotos y de firmar autógrafos en todo el viaje. Me admiró la paciencia y la buena cara con la que llevó la carga de ser famoso.

Notoriedad y pudor

Recuerdo que hace año, cuando empezaba a estar de moda que los jueces ocupasen las primeras páginas de los periódicos y se escribiesen libros sobre ellos, un colega nos contó que su padre, juez también, le había comentado en una ocasión, muchos años antes, que para que la justicia funcionase bien era preciso que la gente no supiese poner cara ni nombre a los jueces. Era como decir que la justicia funcionaba mejor desde la discreción y el anonimato, y que la notoriedad y la fama podían desorientar a quienes debían impartirla. Esto mismo podría decirse de cualquier profesión con un mínimo de presencia pública. Hace unos días, en la entrega de los premios Príncipe de Asturias se citaba la modestia como una cualidad de los integrantes de la selección nacional de fútbol. Y famosos, desde luego que lo son.

La fama exige una cierta notoriedad y presencia pública. ¡Yo tengo mi pequeño momento de fama en esta columna que escribo cada tres semanas! Esa comparecencia pública en los foros que corresponden a la profesión y oficio de uno es imprescindible, y puede incluso ser muy buena y necesaria. Pero cuando esa fama le hace a uno perder el pudor y la modestia, envalentonarse, y dejarse ver por lugares y foros que no le corresponden, hay que empezar a preocuparse, porque la fama puede empezar a subírsele a la cabeza y desnortarle. Tengo para mi que, si hiciésemos un estudio, encontraríamos una fuerte correlación entre ´aparecer donde uno no debe´ y bajar de rendimiento en la propia profesión. Si esto es así, ya tengo la solución para este año (aunque no sé si es muy ética…): que Mourinho haga cuanto antes un anuncio publicitario; si no, lo tenemos crudo.

Tu hermano resucitará

Del santo Evangelio según san Juan 11, 19-27

En aquel tiempo, muchos judíos habían ido a ver a Marta y a María para consolarlas por la muerte de su hermano Lázaro. Apenas oyó Marta que Jesús llegaba, salió a su encuentro; pero María se quedó en casa. Le dijo Marta a Jesús: «Señor, si hubieras estado aquí, no habría muerto mi hermano. Pero aún ahora estoy segura de que Dios te concederá cuanto le pidas».
Jesús le dijo: «Tu hermano resucitará». Marta respondió: «Ya sé que resucitará en la resurrección del último día». Jesús le dijo: «Yo soy la Resurrección y la vida. El que cree en mí, aunque haya muerto, vivirá; y todo aquel que está vivo y crea en mí, no morirá para siempre. ¿Crees tú esto?». Ella contestó: «Sí, Señor. Creo firmemente que Tú eres el Mesías, el Hijo de Dios, el que tenía que venir al mundo».

Oración introductoria

Señor Jesús, tu resurrección es la prueba más grande de que el amor puede triunfar en el mundo y en mi vida. Tú me enseñas que el amor es más fuerte y que contigo es siempre posible volver a empezar y trabajar por un mundo basado en la caridad. Ilumina mi oración para vivir este día, y toda mi vida, de cara a la eternidad.

Petición

Señor, ven a mi corazón para que nazca en mí la vida nueva que me has ganado por tu cruz y resurrección.

Meditación del Papa

Nos encontramos frente al misterio último de nuestra existencia: «Yo soy la resurrección y la vida… ¿Crees esto?». Para la comunidad cristiana es el momento de volver a poner con sinceridad, junto con Marta, toda la esperanza en Jesús de Nazaret: «Sí, Señor, yo creo que tú eres el Cristo, el Hijo de Dios, el que iba a venir al mundo». La comunión con Cristo en esta vida nos prepara a cruzar la frontera de la muerte, para vivir sin fin en él. La fe en la resurrección de los muertos y la esperanza en la vida eterna abren nuestra mirada al sentido último de nuestra existencia: Dios ha creado al hombre para la resurrección y para la vida, y esta verdad da la dimensión auténtica y definitiva a la historia de los hombres, a su existencia personal y a su vida social, a la cultura, a la política, a la economía. Privado de la luz de la fe todo el universo acaba encerrado dentro de un sepulcro sin futuro, sin esperanza. (Benedicto XVI, 22 de febrero de 2011).

Reflexión

Decía santo Tomás de Aquino: «Tan sólo un necio trata de consolar a una madre ante su hijo muerto». Estas palabras surgen como fruto directo de la contemplación de este pasaje en el que Jesús, frente al sepulcro de su amigo Lázaro, derrama unas de las pocas lágrimas que aparecen expresamente en el evangelio.

Jesús es consciente del valor de la vida frente a la eternidad y la muerte. Sabe que el alma de Lázaro reposa esperando, como la del resto de los hombres, el momento sublime de la redención. Sin embargo, Jesús también es un hombre. Lo que en un primer momento no le cuesta aplazar cuatro días, más tarde se transformará en lágrimas y llanto: la contemplación del sepulcro de su amigo.

El regreso a la vida de Lázaro es un anticipo, una profecía, de lo que será en el futuro la resurrección de los muertos. Los amigos de Jesús, sus íntimos, sus más queridos, volverán a la vida ante el asombro de sus enemigos y las miradas mezquinas de los que en vida no acogieron a Jesús en su corazón.

Pidamos a Cristo en este día que guarde un puesto para nosotros en su corazón. Digámosle con todo nuestro ánimo que queremos ser sus amigos y sus íntimos.

Diálogo con Cristo

Jesús, Tú me amas tanto que, con tal de salvarme, venciste el miedo al sufrimiento y a la muerte. Yo también, Jesús, quiero vivir así, sin temer a la renuncia o el desprendimiento, con tal de vivir en tu gracia y así poder acercar a otros a tu amor, especialmente a aquellos miembros de mi familia que se encuentran alejados de tu amor.

Propósito

Visitar a esa persona enferma o solitaria que sé que nadie visita, para darle ánimo.

Los 3 Consejos

Una pareja de recién casados era muy pobre y vivía de los favores de un  pueblito del interior. Un día el marido le hizo la siguiente propuesta a su   esposa:
‘Querida yo voy a salir de la casa, voy a viajar bien lejos, buscar un empleo y trabajar hasta tener condiciones para regresar y darte una vida mas cómoda y digna. No sé cuanto tiempo voy a estar lejos, solo te pido una cosa,
que me esperes y mientras yo este lejos, seas fiel a mi, pues yo te seré fiel a ti.’

Así, siendo joven aún, Caminó muchos días a pie, hasta encontrar un  hacendado que estaba necesitando de alguien para ayudarlo en su hacienda.

El joven llegó y se ofreció para trabajar y fue aceptado.

Pidió hacer un trato con su jefe, el cual fue aceptado también.
El pacto fue el siguiente:

‘Déjeme trabajar por el tiempo que yo quiera y cuando yo encuentre que
debo irme, el señor me libera de mis obligaciones: Yo no quiero recibir mi salario. Le pido al señor que lo coloque en una cuenta de ahorro hasta
el día en que me vaya.

El día que yo salga, usted me dará el dinero que yo haya ganado.’

Estando ambos de acuerdo. Aquel joven trabajó durante 20 años, sin vacaciones y sin descanso. Después de veinte años se acercó a su patrón y le dijo:

‘Patrón, yo quiero mi dinero, pues quiero regresar a mi casa.’

El patrón le respondió: ‘Muy bien, hicimos un pacto y voy a cumplirlo, solo que antes quiero hacerte una propuesta, esta bien?

Yo te doy tu dinero y tu te vas, o te doy tres consejos y no te doy el dinero y te vas. Si yo te doy el dinero, no te doy los consejos y viceversa.

Vete a tu cuarto, piénsalo y después me das la respuesta.’

El pensó durante dos días, buscó al patrón y le dijo: ‘QUIERO LOS TRES  CONSEJOS’

El patrón le recordó: ‘Si te doy los consejos, no te doy el dinero.’

Y el empleado respondió: ‘Quiero los consejos’

EL patrón entonces le aconsejó:

1.. ‘NUNCA TOMES ATAJOS EN TU VIDA. Caminos mas cortos y desconocidos te  pueden costar la vida.

2. NUNCA SEAS CURIOSO DE AQUELLO QUE REPRESENTE EL MAL, pues la curiosidad
por el mal puede ser fatal.

3. NUNCA TOMES DECISIONES EN MOMENTOS DE ODIO Y DOLOR, pues
puedes arrepentirte demasiado tarde.

Después de darle los consejos, el patrón le dijo al joven, que ya no era tan joven, así:

‘AQUÍ TIENES TRES PANES, dos para comer durante el viaje y el tercero es para comer con tu esposa cuando llegues a tu casa.’

El hombre entonces, siguió su camino de vuelta, de veinte años lejos de su casa y de su esposa que el tanto amaba.

Después del primer día de viaje, encontró una persona que lo saludo y le preguntó:

‘ Para donde vas?’

El le respondió: ‘Voy para un camino muy distante que queda a más de veinte días de caminata por esta carretera.’

La persona le dijo entonces: ‘Joven, este camino es muy largo, yo conozco un atajo con el cual llegarás en pocos días’.

El joven contento, comenzó a caminar por el atajo, cuando se acordó del   primer consejo, ‘NUNCA TOMES ATAJOS EN TU VIDA. CAMINOS MAS CORTOS Y  DESCONOCIDOS TE PUEDEN COSTAR LA VIDA’

Entonces se alejó de aquel atajo y volvió a seguir por el camino normal.

Dos días después se enteró de otro viajero que había tomado el atajo, y lo  asaltaron, lo golpearon, y le robaron toda su ropa. Ese atajo llevaba a una emboscada!

Después de algunos días de viaje, y cansado al extremo, encontró  una pensión a la vera de la carretera. Era muy tarde en la noche y parecía que todos dormían, pero una mujer malencarada le abrió la puerta y lo atendió.

Como estaba tan cansado, tan solo le pagó la tarifa del día sin preguntar  nada, y después de tomar un baño se acostó a dormir. De madrugada se levantó asustado al escuchar un grito aterrador.

Se puso de pié de un salto y se dirigió hasta la puerta para ir hacia donde  escuchó el grito. Cuando estaba abriendo la puerta, se acordó del  segundo consejo. ‘NUNCA SEAS CURIOSO DE AQUELLO QUE REPRESENTE EL MAL PUES LA CURIOSIDAD POR EL MAL PUEDE SER FATAL’

Regresó y se acostó a dormir. Al amanecer, después de tomar café, el dueño de la posada le pregunto si no había escuchado un grito y el le contestó que si lo había escuchado. El dueño de la posada le preguntó: Y no sintió curiosidad? El le contesto que no. A lo que el dueño les respondió: Usted
ha tenido suerte en salir vivo de aquí, pues en las noches nos acecha una  mujer maleante con crisis de locura, que grita horriblemente y cuando el
huésped sale a enterarse de qué está pasando, lo mata, lo entierra en el quintal, y luego se esfuma.
El joven siguió su larga jornada, ansioso por llegar a su casa.
Después de muchos días y noches de caminata, ya al atardecer, vio entre los árboles humo saliendo de la chimenea de su pequeña casa, caminó y vio entre los arbustos la silueta de su esposa. Estaba anocheciendo, pero  alcanzó a ver que ella no estaba sola. Anduvo un poco mas y vio que ella  tenia en sus piernas, un hombre al que estaba acariciando los cabellos.

Cuando vio aquella escena, su corazón se llenó de odio y amargura y decidió correr al encuentro de los dos y matarlos sin piedad.
Respiro profundo, apresuro sus pasos, cuando recordó el tercer consejo.
‘NUNCA TOMES DECISIONES EN MOMENTOS DE ODIO Y DOLOR, PUES PUEDES ARREPENTIRTE DEMASIADO TARDE’

Entonces se paró y reflexionó, decidió dormir ahí mismo aquella noche y al día siguiente tomar una decisión. Al amanecer ya con la cabeza fría, el dijo: ‘NO VOY A MATAR A MI ESPOSA’. Voy a volver con mi patrón y a pedirle que me acepte de vuelta. Solo que antes, quiero decirle a mi esposa que siempre le fui fiel a ella.’

Se dirigió a la puerta de la casa y tocó. Cuando la esposa le abre la puerta y lo reconoce, se cuelga de su cuello y lo abraza afectuosamente.

El trata de quitársela de arriba, pero no lo consigue.

Entonces con lágrimas en los ojos le dice:

‘Yo te fui fiel y tu me traicionaste…

Ella espantada le responde: ‘¿Como? yo nunca te traicioné, te esperé durante veinte años. El entonces le preguntó: ‘¿Y quien era ese hombre que acariciabas ayer por la tarde?

Y ella le contestó: ‘AQUEL HOMBRE ES NUESTRO HIJO. Cuando te fuiste, descubrí que estaba embarazada. Hoy el tiene veinte años de edad.

Entonces el marido entró, conoció, abrazo a su hijo y les contó toda su historia, en cuanto su esposa preparaba la cena. Se sentaron a comer el último pan juntos. DESPUÉS DE LA ORACIÓN DE AGRADECIMIENTO, CON LÁGRIMAS DE EMOCIÓN, el partió el pan y al abrirlo, se encontró un cheque con todo su dinero, el
pago de sus veinte años de dedicación.

Parábola de los talentos

Del santo Evangelio según san Lucas 19, 11-28

En aquel tiempo, dijo Jesús una parábola, pues estaba Él cerca de Jerusalén, y creían ellos que el Reino de Dios aparecería de un momento a otro. Dijo pues: Un hombre noble marchó a un país lejano, para recibir la investidura real y volverse. Habiendo llamado a diez siervos suyos, les dio diez minas y les dijo: «Negociad hasta que vuelva.» Pero sus ciudadanos le odiaban y enviaron detrás de él una embajada que dijese: «No queremos que ése reine sobre nosotros.» Y sucedió que, cuando regresó, después de recibir la investidura real, mandó llamar a aquellos siervos suyos, a los que había dado el dinero, para saber lo que había ganado cada uno. Se presentó el primero y dijo: «Señor, tu mina ha producido diez minas.» Le respondió: «¡Muy bien, siervo bueno! ; ya que has sido fiel en lo mínimo, toma el gobierno de diez ciudades.»
Vino el segundo y dijo: «Tu mina, Señor, ha producido cinco minas.» Dijo a éste: «Ponte tú también al mando de cinco ciudades.» Vino el otro y dijo: «Señor, aquí tienes tu mina, que he tenido guardada en un lienzo; pues tenía miedo de ti, que eres un hombre severo; que tomas lo que no pusiste, y cosechas lo que no sembraste.» Dícele: «Por tu propia boca te juzgo, siervo malo; sabías que yo soy un hombre severo, que tomo lo que no puse y cosecho lo que no sembré; pues ¿por qué no colocaste mi dinero en el banco? Y así, al volver yo, lo habría cobrado con los intereses.» Y dijo a los presentes: «Quitadle la mina y dádsela al que tiene las diez minas.» Dijéronle: «Señor, tiene ya diez minas.» «Os digo que a todo el que tiene, se le dará; pero al que no tiene, aun lo que tiene se le quitará.» «Pero a aquellos enemigos míos, los que no quisieron que yo reinara sobre ellos, traedlos aquí y matadlos delante de mí.» Y habiendo dicho esto, marchaba por delante subiendo a Jerusalén.

Oración introductoria

Señor, inicio mi oración dándote las gracias por todos los dones que me has concedido, ayúdame a saber duplicarlos para corresponderte con generosidad. No permitas que el miedo o la mediocridad me separen del camino que me puede llevar a la santidad.

Petición

Jesucristo, enséñame a ser perseverante en el buen uso de mis talentos, para servirte a Ti y a los demás.

Meditación del Papa

Aquél servidor, en efecto, que mantuvo escondido el talento sin revalorizarlo, hizo mal sus cálculos: se comportó como si su amo ya no fuera a regresar, como si no hubiera un día en el que le pediría cuentas de su actuación. Con esta parábola, Jesús quiere enseñar a los discípulos a usar bien sus dones: Dios llama a cada hombre a la vida y le entrega talentos, confiándole al mismo tiempo una misión que cumplir. Sería de tontos pensar que estos dones se nos deben, así como renunciar a emplearlos sería menoscabar el fin de la propia existencia.[…] En la liturgia de hoy, la Palabra de Dios nos exhorta a la sobriedad, a la vigilancia y a una vida cristiana activa y diligente. Los dones que el Señor ha depositado en nosotros son un tesoro que hemos de enriquecer cada día, como tierra fértil que da buenos frutos, y contribuir así a la edificación de la Iglesia y de la sociedad. Que la Virgen María nos acompañe en este servicio a la obra salvadora de Cristo. Benedicto XVI, 13 de noviembre de 2011.

Reflexión

Esta meditación está dedicada a los pequeños de la casa; a los niños. Porque nos ayuda a valorar la importancia que tiene este periodo de la vida para los planes de Dios.

Un niño no tiene que dirigir una empresa, pero tiene una tarea escolar que debe cumplir. No sabe qué es la Constitución de su país, pero tiene unos padres a los que debe obedecer. Porque, de lo que aprenda ahora, aunque sean cosas pequeñas, dependerá todo su futuro.

Así dice la parábola de los talentos (o las minas). Si un niño es capaz de sacar adelante sus compromisos de niño será una garantía para cuando sea adulto. Porque cuando sea mayor, se le pondrá al frente de «diez ciudades» y las gobernará con la misma fidelidad con la que hoy hace su cama, ayuda a las tareas del hogar, mantiene su habitación limpia y ordenada, etc.

Por tanto, no hay que despreciar las cosas pequeñas. Todo es importante en esta vida. Y las personas no cambian de la noche a la mañana, sino que se forjan día a día. El niño que no reza las oraciones de la noche a la Virgen o no va todos los domingos a Misa, ¿cómo puede esperar que lo hará cuando sea adulto?

Propósito

Diariamente, antes de dormir, hacer un balance sobre el uso que hice de los dones que Dios me ha dado.

Diálogo con Cristo

Jesús, no quiero ser un espectador pasivo, sino un colaborador infatigable de tuyo. Aquí estoy, Señor, para hacer tu voluntad y hacer multiplicar todos los dones que me has confiado. Tengo mucho que dar, pero mucho más que ganar, si uso mis talentos para ayudar a los demás.